Recuérdate quién eres todos los días: el Camino, la Verdad y la Vida. Yo soy la que soy y ese es mi regalo para el mundo.
Soy Hija de Elisa y Xavier, heredera de los genes del mar tirreno y la península Ibérica, emigrante e Isleña, fruto
del amor de dos seres hermosos.
Soy
tierra fértil y viajera, que deja florecer, que cree en lo bueno de cada ser humano, y en que cada uno es dueño de
su propia felicidad. Soy exuberante,
verde, apoteósica, impactante, árida y a
veces caótica y siempre necesito del mar para limpiar mis pies. Soy antigua con
orígenes de norte, pero sigo las estrellas del Sur porque en ellas encuentro mi
camino divino.
Soy verdadera. Conozco la verdad
infinita a través de mi propio instinto. Instinto que galopa con la fuerza del
caballo y que guía al guerrero por senderos desconocidos con valentía.
Estoy conectada con todos los
seres vivos; soy árbol y fruto a la vez, por eso al sanar mi interior, sano la
fuente que nos conecta. Reconozco el amor en cada amanecer y en cada atardecer,
y espero tranquila la llegada del sol cada día. Soy AMOR, y mi fortaleza es
decidirlo en cada momento y entender que es más que un sentimiento, es un
deber.
Con mi sonrisa ilumino cada
rincón al que voy, y con cada sentimiento de optimismo conecto un hilo más en
la hermosa red del planeta. Mi trabajo es caminar como la tortuga y como el
elefante, quienes sabios y perseverantes llevan al rebaño a su bendito destino,
con calma…. nunca corriendo. Mi deber es
la Justicia, es hacer el cambio con el ejemplo y sólo un día a la vez. El humor y la
irreverencia aligeran mi carga y pateo el tablero de juego cuando se tranca,
porque sé que a la vuelta de la esquina encuentro una nueva cancha de juego, un nuevo
desafío.
Mi reto es el camino interno, encontrar
la luz adentro para sacarla de vuelta al mundo, es recordar que la sombra es la
posibilidad infinita de la abundancia, es la oportunidad del cambio. Mi guerra
es contra el tiempo y sus absurdos, contra lo establecido. Yo tengo la fuerza
de mil espadas, pero sólo golpeo en el momento preciso y mi arma no es otra
cosa que el sable del Samurái que corta la rama podrida sin miramientos, porque sé
que en Dios abundan los nuevos comienzos.
Mi aliado es mi intelecto, mi
capacidad para conectar lo inconectable y así descubrir nuevos caminos. Soy
como la serpiente que cambia de piel cada vez que necesita hacerlo, que
sobrevive aún en las épocas más duras, y resurjo como el ave fénix una vez que
toqué las cenizas.
Soy absoluta para el amor, soy
todo o nada.
Mis maestros son el Ego, el Apego
y la Rabia; de ellos aprendo la lección sagrada y ruego poder reconocerlos cada
día mejor para así caminar con la luz, explorando siempre un nuevo sendero. Me
siento segura bajo el Árbol sagrado, con la luna en mi estómago y el sol en mi
corazón, vestida de juego, de alegría y de niña, sabiendo que no hay finales
certeros, solo círculos espirales en el camino hacia la felicidad.
Soy el espejo de tu alma y todos
los que cruzan mi camino se pueden reflejar en paz en mis ojos y al transformarme
desde la visión del águila, reúno los recursos para sanar mi estirpe.
Todos tenemos un camino interno, anímate a recorrer el tuyo.